miércoles, 4 de agosto de 2010

MENARQUÍA: Dejando de Ser Niñas, Naciendo como Mujeres




Menarquía

Palabra Clave : Crecimiento
Frase de Poder: Dejo de ser Niña

La carta Menarquía, nos invita a profundizar en nuestro más íntimo espacio femenino, y revisar aquello que sentimos el día en que dejamos de ser niñas y nos convertimos en mujeres.
Esta carta la pintó mi hijita cuando tenía 11 años. Fue una tarde en que estaba con sus papeles y sus colores, creando...y de pronto hizo este dibujo. Me conmovió tanto que le pedí permiso para incluirlo en el proyecto del Oráculo de la Mujer Sagrada.
Ella pintó las diferentes fases de la luna, usando un rojo que se asemeja al color de la sangre menstrual. En el centro dibujó una rosa radiante, colmada de semillas y misterios femeninos a punto de revelarse.
En la carta de la menarquía, dejamos de ser niñas y de vivir un tiempo lineal, para entrar en el tiempo sagrado de la ciclicidad femenina. Este calendario sagrado femenino nos abre un portal de conexión entre la tierra y el cielo, entre nuestro cuerpo femenino y el cosmos, entre nuestro ciclo hormonal, energético y emocional y el ciclo de la Luna . Comenzamos a vivir la maravillosa experiencia de ser mujer. La carta de la Menarquía marca el comienzo de un aprendizaje profundo que se irá desarrollando paso a paso, a lo largo de toda nuestra historia femenina. Aprender a ser mujer es aprender a ser un canal conciente entre la tierra y el cielo, entre el cielo y la tierra. Una comunicadora entre los mundos.
La Menarquía representa un rito de pasaje muy importante donde empezamos a vivir desde otro tiempo: el tiempo sagrado femenino.

Lo ideal sería que durante esta transición recibiéramos instrucciones, asistencia y orientación, de parte de otras mujeres sabias, para aprender a vivir, entrar, explorar y cultivar esta sagrada vivencia de habitar este nuevo tiempo femenino.
Conocer el calendario natural femenino hace que seamos respetuosas de nuestros propios ciclos y procesos internos.

Las mujeres, a lo largo de nuestra vida atravesamos por distintos portales iniciáticos, por ritos de pasaje, que nos transforman profundamente y nos abren a nuevos niveles de crecimiento y a nuevas frecuencias de energía femenina.
Cada vez que atravesamos un rito de pasaje, un aspecto nuestro muere para que otro nuevo nazca. Son situaciones vitales iniciáticas, en las que jamás quedamos intactas, sino profundamente transformadas. Estos ritos de pasaje los propicia la naturaleza de nuestro cuerpo físico, seamos concientes o no; nuestro cuerpo femenino nos lleva a vivenciar estos sagrados momentos de cambios.

La cultura patriarcal niega estos ritos de pasaje, los tapa, los minimiza, intenta anularlos de todos los modos posibles, evitando de esta manera la conexión de cada mujer con su sagrado tiempo interior. Cada rito de pasaje vivido con la conciencia despierta, propicia la conexión con una fuente de sabiduría ancestral femenina que empodera y libera de ataduras y mandatos impuestos por el sistema dominante.

A partir de nuestra menarquía, la vida nos muestra desde nuestros ciclos femeninos, el arte de morir y renacer, de reciclar y renovar la energía permanentemente.
Muchas veces ocurre que el sistema consumista- patriarcal, nos tiene tan anestesiadas, que este ciclo sagrado que reverencia al Gran Misterio de la Existencia Humana, nos pasa desapercibido, ocurre en el centro de nuestro útero y no lo vemos.
La Diosa nos cuenta los relatos del Misterio de la Vida Misma y esto ocurre en la mitad de nuestro cuerpo, muy cerquita de nuestro corazón, al alcance de nuestras manos, está debajo de nuestras narices, y no lo vemos. El sistema nos distrae y nos anestesia para que nos desconectemos y seamos mujeres débiles, in-concientes de Nuestro Propio Poder.
Cada vez que no usamos el poder personal, lo estamos entregando al sistema.
El sistema lo mal usa, lo usa para dominar y matar, para mentir y para profanar lo sagrado.
Por eso es tan importante despertarnos y mantenernos despiertas, atentas.
Una mujer camina el sendero de la Diosa para recuperar el Poder Femenino de Renovación Permanente, poder de sangre y de lunas, poder para alimentar y proteger la Vida.

En la Menarquía muere la niña y nace la mujer, muere el tiempo lineal y nace el tiempo cíclico. El arte de ciclar es patrimonio de la mujer, no de la niña. El arte de ciclar trae consigo un vasto caudal de conocimiento y sabiduría femenina. Cuando una deja de ser niña, necesita aprender a cuidarse a sí misma, y conocer que su cuerpo es sagrado. Aprender que esa espiral que se pone en movimiento a partir de la primera ovulación y la primera menstruación es la “Diosa danzando en nosotras”, comenzando a desplegar su inmensa potencialidad. El cuerpo femenino se convierte en un templo, en el templo de la Diosa.

La Diosa danza en nosotras mostrando su rostro luminoso y su rostro insondable y profundo. Las mujeres somos muy privilegiadas al tener la posibilidad de cultivar un contacto tan íntimo y estrecho con Ella. La Diosa habita en nuestro interior y se va revelando poco a poco, entre las menguas y las crecidas, entre las lunas llenas y las lunas nuevas.

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Tarea Creativa

Las invito a trabajar en la re-significación de nuestro primer rito de pasaje: nuestro primer sangrado menstrual.
Las invito a compartir la experiencia de cómo fue sangrar por primera vez.
¿qué sentimos? ¿estuvimos acompañadas? ¿pudimos celebrar?
Quizás, al re-cordar esta experiencia, muchas de nosotras registremos el nudo apretado de alguna herida.
No podemos cambiar lo que sucedió, pero sí podemos re-significar ese sagrado rito de pasaje y crear entre todas un círculo femenino de celebración. No importa la edad que tengamos, no importa en qué fase de nuestro ciclo estamos, lo que importa es generar entre todas una red energética que haga de este tiempo un festejo comunitario por el hecho de que todas hemos dejado de ser niñas y hemos nacido como mujeres!!






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Diario Menstrual Lunar, por Kadisha Tal Or



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Reclamo!

(texto de Mónica Glusman)

Azul. Vértigo. Inmóvil escena, quieta, muy quieta…tensa…traicionera…
como la víspera de las tormentas,
como la quietud que precede el copular de las criaturas del mar.
Hondo. Hondo. Azules profundos…
Tan honda es esa voz que me nace, desde el tejido-filamento de la primera vez que generé - desde mí- una raíz.
Grito desdibujado. Frágil.
Raspa. Intenta salir.
Sueño con forma de voz, las voces de mis cuerdas vocales, vibrando como hojitas pequeñas, temblorosas…
¿Dónde se esconden mis más profundos miedos?
¿Cuándo dejé de jugar?
¿Dónde quedó aquel primer atisbo de asombro –inconmensurable-, cuando me ví sangrar por primera vez?
¿Dónde quedó esa emoción?
¿Adónde la lleve?
¿Adónde viajó?
…y mi brújula…¿dónde está?
¿Es un tercer ojo que se está abriendo en mi frente?...¿ o es un ojo sabio que se está abriendo entre mis piernas?

En el silencio…se revela el tono único de mi voz…
Me asusto un poco..

¿Quién me oye?
¿Dónde estoy yo?
¿Puedo oírme?

El eco lejano de lo que jamás conté llega hasta mí…me envuelve…orada por dentro mi corazón…¿qué surcos me dejó el tiempo-desierto?
¿Qué dibujos y señales tiene mi útero?
¿Puedo mirar-me como niña que sangra por primera vez?
¿Dónde está el manto que puede bendecir ese abismo?
¿Dónde está la huella del momento en que me convertí en mujer?
¿Dónde están todas las lobas que no estuvieron allí, armando un círculo de amor para mí?
¿Adónde arrojé esa primera gota de sangre?
¿Quién me dijo que había que tirarla a la basura?
¿Qué voz me dijo que era excremento, silencio, secreto, residuo?
¿Dé dónde vienen estás lágrimas tan atoradas, 30 años atascadas?
¿Dé dónde viene esta voz cirujana, tan penetrante, sanadora de tanta herida?

Ardor, furia, desconsuelo…conciencia en el cuerpo…
Presencia…

¿Dónde están las abuelas, las sabias, las lechuzas, las danzarinas nocturnas, las amantes, las tejedoras, las plenas y amadas niñas convirtiéndose en mujeres?
¿Por qué esta voz me lleva hasta ese hueco?
Mancha extraña, semirojiza, amarronada, sucia, tímida, sin brillo, peligrosa… de mi primera sangre de luna.
¿Dónde estaban las lobas?
¿Dónde estaba mi mamá cuando sangré por primera vez?
¿Dónde estaba el círculo de hembras enhebrando un collar de lunas para adornar mi cintura de Mujer Recién Nacida?
¿Dónde estaban las hechiceras para sepultar con ternura a la niña recién muerta?

¿Por qué el puente se convirtió en astillas?
¿Por qué el rito se convirtió en condena?

Invoco una Voz que quiero oír, que necesito oír…para sanar tanto dolor…para despertar…
Para abrazar a la niña que atravesó su menarquía en el silencio de un baño oscuro.
Para abrazarla y mirarla a los ojos del alma, empoderándola, dándole la bienvenida!
Mostrándole el nido tibio de las lunas rojas, de los giros y las magias femeninas…
El poder de la Alquimia…
Invoco Una Voz para reparar el tejido lastimado, el himen violentado, las alas quebradas, el clítoris mutilado, la garganta oprimida…en cuerpo…en espíritu…

Una canción. Un grito. Un reclamo. Una denuncia… desde la intimidad más honda, desde el movimiento más interno, invisible… sagrado…cobijado…cuando a los 11 años solté por primera vez; un óvulo hacia la faz de la tierra…

Se revelan las napas subterráneas de mí misma…y oigo sonido de agua fresca…muy profunda…corriendo limpia por debajo de todas mis capas, por debajo de todas mis pieles…
¿Es agua …? ¿O son las arterias del mismo Bosque pasando por mí?

1 comentario:

  1. Este escrito es muy hermoso, muchas gracias :)
    he revivido mi momento, pero ahora me he tratado con amor.
    un abrazo <3

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